El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales.
Paula
Sibilia.
Capítulo
3: Ser humano.
Desde los tiempos remotos del siglo XVI o XVII,
todo era manual, desde las formas de cocinar hasta la manera de vivir que se
tenía. Donde la forma- Dios, era muy importante para la época, todo giraba en
torno a él, en las creencias, incluso como se organizaba la sociedad. Pero algo
empezó a forjar las fuerzas que predominaban, para dar forma a algo nuevo,
diferente.
Entregándose a un nuevo modo de pensar,
representarse y organizarse, para generar otros los modos de vida, “los hombres
no cesan de inventarse “modos de ser”” (Paponi). Es una nueva forma, que surge
propia de las relaciones de fuerza de cada momento histórico. En el cual, se
podría decir que hay ciertos pensadores que se apartan y miran con otros ojos
la vida, entre ellos Descartes que se dedicó a la investigación científica, ya
en el siglo XVII.
Éste
pensador, como tantos otros, tomaron al hombre como objeto de estudio, donde
separa el cuerpo- máquina, que debía ser examinado con el método científico; y
por otra parte, la mente humana cuyos orígenes solo podían ser divinos. Entonces,
frente a éste gran dilema, ¿cómo se descubría el cuerpo humano y sus misterios,
si tal, era visto como divino? Por ello, con el apoyo de la medicina, pudieron
estudiar el cuerpo, pero solo si estaba despojado de la divinidad que otorgaba
la vida. Es en éste momento los procesos comienzan ser explicables. No es de
extrañar que la generación espontánea fuera una teoría fuertemente arraigada en
algunos pensamientos, ya que la visión divina estaba latente.
En nuestros tiempos, donde la relación cuerpo-
máquina quedó en el pasado, imposible de repetirlo, las nuevas fuerzas que
rigen son la relación máquina- máquina, donde no es correcto hablar de
evolución, sino de fuerzas que diseñan y producen.
Es conveniente (aunque no puedo encontrar la
palabra certera) superar las barreras y descubrir que es lo que hay más allá de
lo que nuestros ojos nos muestran, para dar a la sociedad una mejor calidad de
vida, pero es algo exagerado pretender llegar a crear vida o más aún, vivir en
la inmortalidad.
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