sábado, 6 de abril de 2013

Capítulo 3: Ser humano.


El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales.
Paula Sibilia.
Capítulo 3: Ser humano.


Desde los tiempos remotos del siglo XVI o XVII, todo era manual, desde las formas de cocinar hasta la manera de vivir que se tenía. Donde la forma- Dios, era muy importante para la época, todo giraba en torno a él, en las creencias, incluso como se organizaba la sociedad. Pero algo empezó a forjar las fuerzas que predominaban, para dar forma a algo nuevo, diferente.
Entregándose a un nuevo modo de pensar, representarse y organizarse, para generar otros los modos de vida, “los hombres no cesan de inventarse “modos de ser”” (Paponi). Es una nueva forma, que surge propia de las relaciones de fuerza de cada momento histórico. En el cual, se podría decir que hay ciertos pensadores que se apartan y miran con otros ojos la vida, entre ellos Descartes que se dedicó a la investigación científica, ya en el siglo XVII.
 Éste pensador, como tantos otros, tomaron al hombre como objeto de estudio, donde separa el cuerpo- máquina, que debía ser examinado con el método científico; y por otra parte, la mente humana cuyos orígenes solo podían ser divinos. Entonces, frente a éste gran dilema, ¿cómo se descubría el cuerpo humano y sus misterios, si tal, era visto como divino? Por ello, con el apoyo de la medicina, pudieron estudiar el cuerpo, pero solo si estaba despojado de la divinidad que otorgaba la vida. Es en éste momento los procesos comienzan ser explicables. No es de extrañar que la generación espontánea fuera una teoría fuertemente arraigada en algunos pensamientos, ya que la visión divina estaba latente.
En nuestros tiempos, donde la relación cuerpo- máquina quedó en el pasado, imposible de repetirlo, las nuevas fuerzas que rigen son la relación máquina- máquina, donde no es correcto hablar de evolución, sino de fuerzas que diseñan y producen.
Es conveniente (aunque no puedo encontrar la palabra certera) superar las barreras y descubrir que es lo que hay más allá de lo que nuestros ojos nos muestran, para dar a la sociedad una mejor calidad de vida, pero es algo exagerado pretender llegar a crear vida o más aún, vivir en la inmortalidad.

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